Durante todo el mes de Setiembre, la Iglesia celebra el
mes de la Biblia. La intención es que durante este
mes, en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades
que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a
la Palabra de Dios.
Por qué celebramos en Septiembre el Mes de la
Biblia?
Porque en un día 26 de Septiembre de 1569, se
termina de imprimir totalmente la Biblia en español llamada “Biblia
del Oso”. Fue traducida por Casiodoro de Reina. En esa
oportunidad salieron 260 ejemplares en Basilea, Suiza. De ese acontecimiento
hace ya 434 años. La tapa esta Biblia tiene un
oso comiendo miel desde un panal, por esa razón se
le llama “Biblia del oso”.
De la la Encíclica Fides et
ratio
Capítulo V. N´55 (parcial)
"Tampoco faltan rebrotes peligrosos de fideísmo,
que no acepta la importancia del conocimiento racional y de
la reflexión filosófica para la inteligencia de la fe y,
más aún, para la posibilidad misma de creer en Dios.
Una expresión de esta tendencia fideísta difundida hoy es el
« biblicismo », que tiende a hacer de la lectura
de la Sagrada Escritura o de su exégesis el único
punto de referencia para la verdad. Sucede así que se
identifica la palabra de Dios solamente con la Sagrada Escritura,
vaciando así de sentido la doctrina de la Iglesia confirmada
expresamente por el Concilio Ecuménico Vaticano II.
La Constitución Dei
Verbum, después de recordar que la palabra de Dios está
presente tanto en los textos sagrados como en la Tradición,
afirma claramente: « La Tradición y la Escritura constituyen el
depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la
Iglesia. Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido
a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica ».
La Sagrada Escritura, por tanto, no es solamente punto de
referencia para la Iglesia. En efecto, la « suprema norma
de su fe » proviene de la unidad que el
Espíritu ha puesto entre la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura
y el Magisterio de la Iglesia en una reciprocidad tal
que los tres no pueden subsistir de forma independiente.
No hay
que infravalorar, además, el peligro de la aplicación de una
sola metodología para llegar a la verdad de la Sagrada
Escritura, olvidando la necesidad de una exégesis más amplia que
permita comprender, junto con toda la Iglesia, el sentido pleno
de los textos. Cuantos se dedican al estudio de las
Sagradas Escrituras deben tener siempre presente que las diversas metodologías
hermenéuticas se apoyan en una determinada concepción filosófica. Por ello,
es preciso analizarla con discernimiento antes de aplicarla a los
textos sagrados."
Juan Pablo II
Fides et ratio
14 de Setiembre de 1998
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